1. Neorología Cuántica: Introducción.

Introducción.   
 
 
Durante los últimos años se viene considerando, junto con la neurología clásica, un nuevo campo conocido como “neurología cuántica” que desde un enfoque de la mecánica cuántica tiene como uno de sus objetivos lograr una mejor explicación del proceso de la consciencia humana.

En este nuevo campo se tiene una cierta discusión entre los que lo rechazan apasionadamente, los que lo respetan con interés, y los quienes lo sustentan, persuadidos de que están abriendo caminos a nuevos conocimientos con los que enriquecer la explicación científica de la psique humana (y animal). 

Por el momento, la neurología cuántica se debería plantear desde un punto de vista empírico, por no haber todavía suficiente evidencia científica. Podría decirse que la principal característica de esta nueva neurología cuántica es suponer que los fenómenos cuánticos o, más exactamente, los fenómenos que son cuánticamente coherentes podrían ocurrir en las estructuras internas de las células nerviosas que constituyen el tejido nervioso (neuronas y neuroglía), produciéndose la emergencia de la consciencia, tras complejas transformaciones evolutivas, de la psique animal y humana.

Partiendo del modelo de la consciencia propuesto hacia 1990 conjuntamente por Stuart Hameroff (Universidad de Arizona, EE UU) y Roger Penrose (Universidad de Oxford, Reino Unido) de la reducción objetiva orquestada (Orch-OR) basado en la proteína tubulina (en sus configuraciones alfa y beta) existente en los microtúbulos de las células nerviosas, se realizará una modelización mecánico cuántica de superposición de estados coherentes.

Posteriormente, a modo de complemento, sería interesante considerar una posible verificación física del modelo de la consciencia de Hameroff y Penrose basado en una interacción de los dipolos eléctricos formados por las tubulinas alfa-beta con campos electromagnéticos externos.

 


El fundamento de la neurología cuántica ha abierto una nueva forma de especulación empírica para la ciencia, que es pertinente por dos razones:

1) Está científica y metodológicamente bien construido en comparación con teorías alternativas, ya que están abiertas a la crítica experimental y empírica cuando se propone algún método de verificación.

2) Apunta una sugestiva base para el fenómeno psíquico que la ciencia no debería ignorar.

Está claro que hay que profundizar mucho más en las propuestas actuales de esta incipiente neurología cuántica, siempre que estos planteamientos abunden en la verdadera arquitectura de la ontología física que proporcione a los organismos la sensación de sí mismos y de su entorno externo.

La creencia en la existencia de la psique humana podría justificarse únicamente desde un punto de vista exclusivamente racional, concibiéndose esta como un bien humano individual con fuerte sentido social. Por otro lado, es complicado creer y justificar una espiritualidad con una cierta coherencia, derivada únicamente de la evolución energía-materia.

Si uno analiza cualquier obra de arte pictórica a partir de un riguroso estudio físico-químico, podemos analizar y observar todos los componentes atómicos y moleculares tanto del lienzo como del oleo utilizado en su confección, pudiéndose llevar a cabo de manera similar el mismo análisis de los componentes microscópicos (y nanoscópicos) de nuestro cerebro. Sin embargo, este estudio, aún pareciendo totalmente completo, no da toda la información de la obra de arte ni de la consciencia o la espiritualidad. Los amantes del arte observan otra cosa que es independiente de sus componentes atómicos y moleculares, aprecian su belleza lo que genera en ellos sentimientos y emociones que no están incluidos en el análisis físico-químico.

La creencia de muchas personas es que la espiritualidad humana está ligada a la existencia de Dios y por lo tanto el impulso que induce al hombre a la superación personal puede no residir en su cerebro. Probablemente, aquí se echaría en falta un mejor diálogo científico-teológico.

Tenemos importantes líneas de pensamiento de filosofía y psicología en torno a la relación entre el cerebro, la mente y el alma. Por ejemplo, la llamada superveniencia entre el cerebro y mente, reintroducido por Nancey Murphy en 1997 (profesora de Filosofía en la Universidad de Pasadena, California, EE UU) [Murphy, 1997]

Esta introducción puede resumirse diciendo que hay dificultades para obtener el conocimiento de la consciencia intrínseca de los seres racionales por medio de metodologías físicas, pero el gran interés del tema es digno de la intención.

Por otro lado, las tareas más complicadas en la interpretación física de los eventos conscientes están en entender cómo el conocimiento que surge (y se desarrolla) de (en) la intuición humana puede determinarse con estados de cerebro. Esta complejidad y dificultad se debe a estos estados que surgen de las acciones mentales, que no se puede desarrollar algorítmicamente, teniendo que ser descritos en sus aspectos más básicos por medio de algún modelo físico y, por lo tanto, deben proceder de algún tipo de algoritmo. Así y todo, conocidas estas complicaciones, hemos de intentar establecer correlaciones entre determinadas acciones mentales fundamentales con otros tantos estados cerebrales cuya comprensión nos permita un mejor comprensión científica. 

 

 

Murphy, N. Reconciling Theology and Science: A Radical Reformation Perspective. Pandora Press. 1997.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Física-Mecánica Cuántica